10. Tienes la costumbre de tocarte la cara
Incluso no te das cuenta de que apoyas la mejilla en tu mano, te rascas la nariz, y te frotas la barbilla. Este es un daño doble, el estiramiento constante de la piel provoca arrugas prematuras, y si lo haces con las manos sucias, es fácil que traslades un foco de infección y que aparezcan más espinillas.