La niñez hoy en día es diferente a lo que era habitual antes, cuando no existía la tecnología, cuando en los juegos primaba la imaginación y creatividad, cuando se era más feliz en la naturaleza que encerrado viendo televisión. Por eso, esta niña sale completamente de los parámetros actuales de crianza. Tippi, esta joven francesa, nació y se crío entre animales salvajes de Sudáfrica. Los avestruces, leones y elefantes fueron sus mejores amigos durante toda su infancia en el desierto de Namibia.
Hija de los fotógrafos reconocidos Sylivie Robert y Alain Degré, Tippie era una niña con un don especial para entender a los animales, bastaba con verlos a los ojos para que ella se convirtiera en su nuevo amo, contó la madre a National Geographic. Desde su nacimiento y hasta los 10 años Tippi se mantuvo en la selva africana, por lo que los únicos amigos de la infancia que tuvo fueron estos bellos animales salvajes.
Tras el temor de sus padres por lo que implica vivir en la selva, se la llevaron de regreso a Francia, sin embargo nunca se adaptó y regresó por un tiempo a África. Era tanto su amor por Namibia, que los indígenas la consideraban parte de su tribu. Aprendió varias lenguas y trucos para poder comunicarse con ellos. Fue ahí cuando descubrió que su corazón se quedó con ellos.
Han transcurrido 15 años desde que Tippi dejó África y se trasladó a vivir a París, sin embargo ella continúa siendo la niña de la selva que se crio entre animales salvajes. Nació en 1990 y durante 10 años vivió allí, y dado el oficio de sus padres existen tantas fotografías de esa niña.
Las imágenes increíbles muestran cómo la chica hace amistad con Abu, un elefante al cual llamaba hermano, un leopardo, un avestruz y un babuino. “Tippi fue herida varias veces. Un grupo de suricatos casi le arranca la nariz y, en 1994, cuando estaba en un pozo de agua con un mono llamado Cindy, éste le atacó arrancándole bastante pelo hasta que conseguimos que la soltara. Fue muy doloroso para ella”, dijo Silyvie.
Inevitablemente su vida estuvo marcada por su infancia en la selva. En una visita a Barcelona en 2013, donde presentó uno de sus documentales, reconoció que su cabeza continúa en África.
“Estaba muy en paz con los animales. Les hablaba con sus ojos y su corazón. No se daba cuenta de que no era del mismo tamaño que Abu el elefante, ella le hablaba igual que si conversara conmigo. La llamaban “la pequeña niña que podía hablar con los animales”.
“La foto de Tippi al lado de un cachorro de león al que puso el nombre de Mufasa, es maravillosa. Pero lo más impresionante fue cuando después de un año volvimos y Mufasa, que se había convertido en un enorme animal, se acercó a Tippi y le ronroneó frotándose contra ella como hacen los gatos. Casi caigo al suelo del susto que tenía y estaba deseando que se alejara”
Tiene que haber sido una experiencia muy especial para ella esa etapa en su vida, rodeada de naturaleza, de animales y de ingenuidad. Pero lo que ella ganó ese tiempo fue una experiencia única, que no sólo le dejó excelentes recuerdos de su infancia. Que mejor que crecer en un ambiente sano, sin estar rodeado de tantas distracciones y tecnología. Definitivamente un sueño.
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