La dietilamida de ácido lisérgico (LSD) es una droga semisintética psicodélica que no produce adicción. Tiene efectos psicológicos, alucinógenos y alteraciones en la percepción de tiempo y espacio.
Esta droga se popularizó en la década de los 60´ y fue prohibida para todos sus usos, tanto medicinal como recreativo.
Mark McCloud es un Angentino que actualmente reside de San Francisco, quien tiene cerca de 33 mil dosis de LSD en su hogar. ¿El motivo? Las guarda y colecciona desde años como forma de arte.
Es así como ha nombrado su casa como el “Instituto de Imágenes Ilegales”, que es más bien como un museo, donde se puede observar hojas con este alucinógeno, las cuales estan enmarcadas en cuadros, pese a que la mayoría de estas imágenes han perdido sus propiedades y posibles efectos.
Su fascinación por las hojas impregnadas con el ácido (también llamado “trip”) comenzó desde niño por su interés en “cosas pequeñas y bien hechas”, como cromos de chicles, entre otras cosas.
Pero no fue hasta que llegó el instituto, ya erradicado en Claremont, cuando comenzó a probar drogas como marihuana o mezcalina. Ahí apareció el LSD, a la edad de 13 años, en un hotel de Santa Bárbara.
Aunque al principio, la droga se comercializó en forma de gotas, no fue hasta la década de los 70 cuando comenzaron a salir las primeras imágenes del alucinógeno y él comenzó a coleccionarlas. Estas primeras láminas venían con una única imagen y de un solo color, divididas en dosis.
Con solo 17 años, encontró 300 microgramos de la droga en Orange Sunshine y a partir de ese momento comenzó a enmarcarlos, ya que antes de eso, los guardaba en la nevera y no podía parar de comerlos.
Su colección alberga imágenes de todos los ámbitos, marcadas por el momento histórico en que fueron creadas, con una belleza ilustrativa, estética y artística en cada planilla.
Pese que los psicotrópicos no son utilizados para el narcotráfico ni para venderlos, Mark ha sido arrestado en varias oportunidades “Me han pillado unas cuantas veces, siempre por lo mismo: conspiración para fabricar y distribuir narcóticos” Así fue como en el 2000, la DEA investigó el tráfico de la droga, que estaba siendo comercializada en un instituto de Kansas City, lo que los llevó a una red de Nueva Orleans, acusándolo de ser parte de este grupo. “Querían condenarme a perpetua, pero no pudieron porque los tripis eran muy viejos y ya no tenían efecto. Al final salí y tuvieron que devolver todas las pruebas” Comenta. Dentro de las pruebas se encontraba una carpeta de la colección fotocopiada.
Pese a que ha utilizado la droga en muchas oportunidades, cuando es preguntado cuál sería el mensaje para alguien reacio a probarla él contesta: “Le diría que siguiera así y que no lo tomara hasta que quisiera hacerlo. La voluntad es muy importante. Si quieres tomar ácido, asegúrate de hacerlo con sensatez, rodeado de las cosas y la gente que te gustan. Y simplemente espera a que se obre el milagro”
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