El pequeño Bruce es un sobreviviente de las calles. Apenas nació, en noviembre pasado, fue abandonado en las frías calles de Auckland, Nueva Zelanda, en un día frio y de lluvia. Todos los pronósticos indicaban que el pequeño gatito no sobreviviría, pero el destino dijo otra cosa.
Kathryn Van Beek iba de regreso a casa, luego de una larga jornada laboral, cuando vio al pobre Bruce dejándola en shock. El gatito estaba botado a la orilla de la calle en pleno centro de la ciudad, arrullado y aún con el cordón umbilical colgando. No era más grande que la palma de la mano de la mujer.
Al no ver ningún dueño ni persona preocupada por el diminuto felino, decidió llevarlo a casa, al menos hasta que se pusiera más grandecito y pudiera valerse por si mismo. Inspirada en Batman, nombró al gatito Bruce, y se turnaron con su novio para alimentar al gato bebé mediante jeringas y mantenerlo caliente con cobijas y así pudiera resistir sus primeros días de vida lejos de su madre.
Al cabo de 2 semana, Bruce recién pasaba 100 gramos y sus ojos aún se mantenían cerrados, por lo que la pareja comenzó a dudar de la efectividad de sus cuidados.
Pero Bruce era un luchador. Así que fue recuperándose día tras día y poniéndose fuerte y grande. Luego de unas semanas más, Bruce mostraba grandes avances como comer solo y poder abrir sus ojos.
Finalmente, Bruce se recuperó en su totalidad, y sus cuidadores decidieron adoptarlo, como ya lo habían hecho con otro gatito, anteriormente. Ahora Bruce tiene 23 semana, tiene familia, comida y su propia página de Facebook con muchos seguidores quienes preguntar y se preocupan por él
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