El tiroteo registrado en la madrugada del pasado domingo en la disco gay Pulse, en Orlando, Florida, ha sido clasificado el peor que se recuerde luego del ataque a las torres gemelas el 11-Septiembre, en Estados Unidos.
Muchas historias han sido sacadas a la luz de las víctimas que tuvo este terrible ataque homofóbico-terrorista, protagonizado por Omar Mateen, quien asesinó a tiros a cerca de 50 personas e hirió a otras 50, pero una de las historias más desgarradoras es la de Mina Justice y su hijo Eddie Jamoldroy.
Mina se fue a acostar la madrugada del domingo, cuando recibió un mensaje instantáneo de su hijo Eddie, un joven contador de 30 años quien había salido a bailar junto a un grupo de amigos a la Disco Pulse. Sin entender mucho, Mina leyó el primer mensaje que decía “Mami, te amo”, pero a la llegada del segundo mensaje supo que algo andaba muy mal. ¿Qué sucedía? Eddie estaba escondido en el baño, mientras el atacante disparaba a las ciento de personas que se encontraban al interior del local nocturno esa noche.
Angustiada y sin poder dar crédito a los mensajes que leía, respondió al llamado de auxilio de su hijo, avisando a la policía local e intentando tranquilizar a su hijo. Intentó llamarlo y enviándole mensajes, pero no obtenía mensajes de inmediato. Con la agonía que sentía al no obtener respuesta, insistió en contactarse con él y con la policía, hasta que llegó uno de los peores mensajes que pudo haber recibido “Se está acercando, voy a morir”
Sin saber qué hacer, esta madre le preguntó en que baño se encontraba y si habían personas heridas cerca de él, a lo que él le respondió “Sí, muchas”. Luego de calmarse ella, intentó calmar a su hijo asegurándole que la policía ya estaba de camino y pidiéndole que le avisara cuando se encontrara con ellos. Como última pregunta le dijo “¿El atacante esta en el baño contigo?”, a lo que el joven le respondió “Es un terrorista. si” De ahí ya fue muy tarde para el joven, ya que murió en manos de Omar Mateen en el lugar.
Cuando Mina Justice dejó de recibir respuesta de su hijo, supo que lo había perdido en el tiroteo, y así fue. Eddie fue parte de las 50 víctimas fatales de el peor tiroteo del que el país haya tenido en su historia.
Sin duda, un horrible y repudiable acto de homofobia y terrorismo que enluta a miles de familias estadounidenses y latinas, y en general a todo el mundo.
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