Ella tenia solo 23 años cuando un terrible accidente le cambió su vida para siempre. Michelle disfrutaba de sus vacaciones universitarias y un día decidió que se daría un baño en la piscina, sin saber que eso le costaría quedar postrada en una silla.
Se vio obligada a aprender todo de nuevo, desde comer a aprender hasta desenvolverse en una silla de ruedas, la parálisis fue tremenda y desde entonces valientemente decidió seguir su vida.
Sin embargo, los doctores no le tenían buenos pronósticos, le dijeron que nunca más volvería a sentir nada del cuello para abajo y que tener hijos seria imposible, pero Michelle decidió que ella misma armaría su nueva realidad. Esa determinación fue la que la llevo más tarde a superar todas las probabilidades. Y tiempo después se caso con un hombre llamado Peter.
Tras vivir bastante tiempo juntos, ambos sintieron el deseo de tener hijos, entonces en contra de todo pronostico, ella quedo embarazada. Pero eso no era lo difícil, tendrían que superar el hecho de poder gestarlo y darlo a luz.
Michelle tuvo que pasar literalmente 8 meses y medio postrada en la cama, los médicos lo ordenaron así, o de lo contrario, las probabilidades de que todo saliera mal eran muy altas.
Y lo más difícil es que aún ella siguiera las instrucciones al pie de la letra, había un riesgo de que Peter volviera solo a casa.
Pero aún con todo en contra, ellos eligieron luchar para que todo saliera bien, y el día del parto finalmente llegó y a pesar del temor y el peligro, afortunadamente tuvieron un final maravilloso.
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