Se supone que “el cliente siempre tiene la razón” y hay que mantenerse profesional hasta el último signo vital, pero de verdad hay cosas que pueden sobrepasar los límites.
Y eso fue exactamente lo que pasó un mesero en Texas, cuando vio como un hombre intentaba humillar a la mamá de un niño con síndrome de Down.
Kim Castillo es la madre del tierno Milo, un niño de hermosa personalidad y gran sonrisa, ambos suelen ir al restaurante Laurenzo, en Texas, y disfrutar de una comida mientras conversan.
Una tarde del 2013 Kim y Milo llegaron y como acostumbraban a hacer, se dispusieron a comer, pero a sus espaldas en una mesa contigua, había una familia, dice Kim:
“Estábamos sentados allí y súbitamente noté que la familia frente a nosotros se levantó y se movió a la esquina opuesta del restaurante”.
Así que Kim sospechó que se alejaba por ellos, y no paso mucho tiempo, antes de que confirmara su sospecha. El padre de la familia comenzó a decir en voz alta que sí, esa era la razón de su cambio.
El hombre dijo: “Los niños con necesidades especiales necesitan ser especiales en otro lugar”, mientras miraba a Kim y Milo.
La mujer se sintió humillada y sin saber que hacer mientras pensaba, en eso, notó que el mesero Michael García comenzó a caminar hacia la mesa del hombre.
“Fue muy perturbador. Mis sentimientos personales me ganaron y le dije al hombre: Disculpe, pero no puedo servirle”.
Michael García, citado en Evening Express
El hombre le advirtió que sí él no le servía, se marcharía del restaurant, a lo que el mesero le dijo “ok, Bien”
Kim estaba impactada e impresionada por la actitud de Michael, incluso por sobre todo, arriesgarse a perder su trabajo. Dice Kim:
“Estaba muy impresionada y se sintió muy bien que alguien me defendiera frente a otra persona”.
Michael explicó que el conoce a Milo y es un ángel, y que sintió que alguien no pueda estar allí por sus necesidades especial, es como discriminar por su color de piel.