La doctora Tjarda Reints Bok finalmente pudo revisar a este perrito, pensó que era demasiado tarde, corría el mes de septiembre de 2013, y Escot, una mezcla de labrador y criollo de 4 años, fue encontrado con síntomas de envenenamiento frente a la tienda de su propietario en la Isla Isabela, Isla Galapagos.
La veterinaria recuerda que “Escot había empezado a sufrir convulsiones”, veterinaria voluntaria de la Clínica Darwin Animal Doctors y cuenta:
“Estaba muy preocupada por el perro, normalmente cuando empiezan a temblar así, es porque han llegado a un punto de no retorno”.
Escot había sido envenenado con organofostato, un pesticida que ataca al sistema nervioso, así como en otras partes del mundo, en las Isla Galapagos se les coloca trampas a los perros para envenenarlos, ya que, algunos lo consideran una plaga.
La gente no sabe cuan nocivo puede ser sustancias como esas, y no solo para los animales también para los humanos. Potencialmente pueden envenenar el ambiente y matar a cualquier humano o animal con consuma una sustancia envenenada con ello.
Mucha gente considera que es un riesgo para la vida silvestre, tener a los perros y por eso ponen trampas cercanas a parques, pero no solo caen perros también, caen en ellas anfibios y aves que terminan envenenados.
El propietario de Scot intentó dándole aceite de Oliva al perro en abundancia, pero no funciona realmente.
De hecho, el aceite hizo casi imposible ponerle un catéter al perro, y finalmente los veterinarios tuvieron que usar cinta industrial para finar el dispositivo al perro y salvar su vida, así inyectaron a Escot con una droga llamada atropina, o carbón activo, que se utiliza para limpiar toxinas.
Para sorpresa hasta de la veterinaria, Escot respondió rápidamente, pero aún no se estabilizaba y lo que resultaba aún peor era que, la clínica se encontraba a una milla de distancia de donde el perro fue hallado.
Así que se hizo difícil poder transportar a un perro grande y pesado en un trayecto de tierra sin pavimentar.
Entonces el dueño de Escot, se le ocurrió una idea muy original y sugirió usar una bicicleta y un pequeño remolque que se usaba para llevar mercancías como ambulancia, el perro tendría una ambulancia justo a su medida.
A reints Bok, la veterinaria le preocupaba la reacción del perro cuando su dueño comenzará a pedalear, pero se portó muy tranquilo durante todo el recorrido y llegó para que le suministrara más carbón activado con sus alimentos.
Para el final del día, Escot ya estaba recuperado en un 100% y pudo regresar a casa, según cuenta la veterinaria, cada vez que ella pasa por frente de la tienda, Escot le ladra y mueve la cola
“Es como si supiera que ese día le salvamos la vida”.