Por siglos, los tailandeses han utilizado a los elefantes como fuerza de trabajo. Araban el campo, transportaban mercancías e incluso iban a la guerra por el país.
Uno pensaría que con la llegada de las máquinas, ya no los utilizarían tanto como antes, pero el turismo ha vuelto a esclavizar a este animal. Los que quieran montar en elefante cuando visiten Tailandia, tienen que saber esto:
Hasta 1916, el elefante blanco era parte de la bandera de Tailandia y eran sinónimo de bonanza y prosperidad.
A principios de siglo existían 30.000 elefantes en libertad y 100.000 en cautiverio
Pero la contaminación, la explotación, la caza furtiva y la escasez de terreno y de pasto han reducido dramáticamente su población
En la actualidad existen 2.000 ejemplares libres y 4.000 en cautiverio, los que son utilizados exclusivamente como atracción turística
Todos los días, los elefantes son forzados a cargar por la selva a decenas de turistas que no les preocupa lo que sufre el animal, solo quieren pasear y tomarse fotografías
No les importa el horrible proceso por el que debe pasar un elefante para ser domado
Los elefantes pueden nacer en cautividad o en estado salvaje, pero las crías son las únicas que pueden ser domesticadas. Los elefantes salvajes adultos no pueden controlarse ya que se defienden por instinto.
La única forma de controlarlos es a través de la violencia y el miedo: el Phajaan
El Phajaan (quebrar el espíritu) es la forma de adiestramiento más utilizada. Existen otras basadas en recompensas, aunque no son tan efectivas y tienen un mayor costo que hacerlos sufrir para que sientan miedo. Por eso el 99% de los elefantes se controlan con este brutal “entrenamiento”.
A los cuatro años de edad, las crías son separadas de sus madres y sometidos a un aislamiento en jaulas extremadamente pequeñas por unos 7 días
Los elefantes en cautiverio se reproducen con dificultad, por eso muchos prefieren capturar a las crías, matando a su madre
De acuerdo a los informes de la ONG Elephant Family cada año, entre 50 y 100 crías de elefantes son capturadas en Birmania para ser utilizados en la industria turística tailandesa. Durante el proceso de captura, alrededor de cinco elefantes adultos o adolescentes de su familia son asesinados.
Se les priva del sueño, la comida y comienzan los maltratos de adiestramiento
Los hombres pegan al elefante con el ankus, un palo largo con clavos metálicos en su extremo.
Entre más se resista el animal, más violentos son los adiestradores
Golpeándolos, pinchándolos e hiriéndolos al animal van imponiéndose sobre su voluntad.
El objetivo es agotar al elefante hasta que este herido, hambriento y asustado así que opta por rendirse y obedecer para que no los sigan maltratando
Si por algún motivo vuelven a defenderse, nuevamente los torturan
Un elefante nunca olvida y la amenaza con el ankus, les recuerda el insoportable dolor por el que han pasado.
Así es como domestican a un elefante. A base de violencia, torturas e intimidaciones
Te recomendamos que si quieres ver un elefante en Tailandia no lo hagas a través de una excursión, no asistas a los espectáculos, no pagues para ver cómo pintan o juegan baloncesto.
¿Qué opinas de estos adiestramientos?