Leonardo Da Vinci es unos de los más reconocidos polímatas del Renacimiento. Su obra La Última Cena es quizás una de las pinturas más famosas del mundo, y es que esta obra de arte representa a Jesús y a sus discípulos en la última cena, y retrataría lo que según la tradición sucede antes de que Cristo fuera crucificado.
En dicha pintura se puede ver la reacción de los apóstoles cuando Jesús “predice” que uno de ellos lo traicionará.
Desde el momento en que el cuadro es presentado al público que ha sido objeto de continuas disputas, siendo además blanco de numerosas teorías. Una de ellas afirma que las figuras de Jesús y Judas salieron de la misma persona, pero en dos períodos diferentes de su vida.
Leonardo Da Vinci tardó alrededor de 7 años en terminar su obra de arte. Vivía en Milán y constantemente pedía a los habitantes de esta ciudad que posaran para su obra maestra, sin embargo, encontrar a alguien con un rostro que representara a Jesús resultó ser increíblemente difícil.
Después de años de buscar a alguien, Leonardo por fin encontró a un joven, Pietri Bendinelli, sus facciones eran hermosas e inocentes al mismo tiempo. Durante la siguiente mitad del año, el genio trabajó en el rostro de Jesús. Al finalizar, se dice que Leonardo se enfrentó a una tarea mucho más difícil, encontrar a un hombre que pudiera representar a Judas.
La misma teoría dice que después de varios años de búsqueda, Leonardo encontró a un criminal en Roma. Dicha persona tenía un terrible pasado y los rasgos faciales que mostraban esa naturaleza demoníaca eran los que estaba buscando, así que lo usó de modelo para retratar al traidor.
Durante el proceso, el prisionero le preguntó a Leonardo si lo había reconocido. Al principio el artista no pudo recordar en qué momento se habían conocido, sin embargo, después de un breve intercambio de palabras quedó demostrado que este hombre ya había posado para Da Vinci… en su retrato de Jesús hace 7 años.
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