David Phillip Vetter nació con una extraña enfermedad genética, llamada el síndrome de Glantsman-Richter, que es causado por un defecto en el timo, él nació indefenso ante la cara del mundo.
Debido a la enfermedad el niño carecía de sistema inmunológico, el cual era el segundo hijo de la pareja, cuyo hijo mayor, David Joseph Vetter había muerto a causa de la misma enfermedad.
La premisa es que la probabilidad de que el segundo niño tuviese la misma enfermedad era del 50%.
Al principio los padres se negaban a tener a ese segundo hijo, pero los doctores le aseguraron que era posible salvar su vida con la ayuda de un transplante de médula ósea, desafortunadamente no consideraron que la médula ósea no funcionara. Y así ocurrió, el transplante no fue aceptado por e cuerpo del niño.
Así que, el niño fue colocado bajo una burbuja estéril, e incluso fue bautizado con agua desinfectada, todos tenían estrictamente prohibido tocar a David y había guantes de polietileno que podían ser usados desde el exterior.
Pero el niño pronto se daría cuenta de la vida que lo esperaba y sus compañeros fueron los cambios a lo largo de su vida que fueron afectando su estado psicológico, causando depresión e irritación.
Cuando David cumplió 4 años, perforó la aguja con una jeringa que sus padres habían olvidado, así que los padres debieron actuar y decirle el riesgo que corría, así empezó su miedo hacia los microbios.
Pronto empezarían a surgir los problemas éticos , y una vez en una reunión el doctor John Montgomery dijo que llevaría a cabo los experimentos, sí estos eran factibles.
Así se le construyó al niño un traje hecho por la Nasa que le permitía salir al mundo exterior y cuando lo hizo, fue un shock ya que nunca había caminado más de 6 pasos hacía algún lado.
En los años 80, los Estado Unidenses se revelaron, debido a la gran suma de dinero que costaba el experimento (se gastaron 1.3 millones en ese momento).
Sin embargo, ¿Cuál era la otra alternativa?, ¿Matarlo?
Así los médicos pensaron en otra solución, otro transplante de médula ósea, ya que para ese momento se habían hecho avances tecnológicos importantes.
Pero, nuevamente no consideraron otro factor, el Virus del Epstein- Barr, casi todo el mundo lo tiene y el sistema inmunológico puede manejarlo, sin embargo, el ausente sistema de David no pudo.
La operación resultó ser la sentencia de muerte para el niño, al poco tiempo de efectuarse la operación, la mononucleosis comenzó a desarrollarse. El chico tuvo que ser sacado de la burbuja, lo primero que pidió fue una botella de coca cola, algo con lo que había soñado toda su vida y por fin la madre pudo tocar a su hijo, por primera vez en 12 años.
Lamentablemente David no llego a tener su botella, luego de un corto coma, murió. Luego sus padres se divorciaron.
En su tumba hay una inscripción que dice:
“Él nunca tocó al mundo, pero el mundo fue tocado por él.”