Este hombre solía vivir en las calles de México. Todos lo días y sin excepción, cuidaba los carros estacionados frente a un banco en Oaxaca. El poco dinero que recibía por esa labor, las usaba para comprar agua y comida, tanto para él, como para su buen amigo perruno.
Así pasaban los días junto a su amigo de cuatro patas, hasta que un día el hombre se recostó a descansar en su fría cama en el suelo y no despertó más.
Al notarlo, las personas y gente que transitaba por la calle, llamaron a emergencias, quienes confirmaron el fallecimiento del hombre. Pero al intentar mover al fiel perro, para llevarse el cuerpo de su dueño, este se negó a alejarse del que fue su mejor amigo y cuidador quien lo alimentaba y lo amaba.
Luego de un momento de lucha, el perro cedió, fue cuando una mujer de la brigada de emergencias y miembro de la asociación de protección animal, prometió hacerse cargo del canino, por lo que lo subió a su camioneta, pero al momento de poner en marcha el vehículo, el perro saltó y corrió, nuevamente hacia el cuerpo de su dueño, donde lloró, tristemente. Ese fue la muestra de agradecimiento y último adiós.
El perro tuvo que ser subido a la cabina de la camioneta para poder llevarlo al refugio, donde se encuentra a la espera de un nuevo dueño, nueva familia y nuevo hogar a quien darle su amor, incondicionalidad y fidelidad.
Linda historia, ¿no? Podemos ver reflejado la lealtad de los animales como respuesta de un amor genuino.
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