Esta Generosa Abuelita Acogió 5 Jóvenes Inmigrantes Sirios En Su Casa En Grecia

¡Un ejemplo de buena voluntad y amor por el prójimo!

 

Su nombre es Panayiota Vasileiadou, tiene 82 años y vive en un pueblo llamado Idomeni, que queda en la frontera de Grecia y Macedonia.

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Una tarde vio a migrantes Sirios caminando por la calle, los invitó a tomar té con tostadas y huevo y desde ahí los adoptó como parte de su familia, dándoles alojamiento y comida a los 5 jóvenes sirios que lograron escapar de la horrorosa y cruel guerra.

 

Los jóvenes huyeron de su país después que su hogar quedara hecho cenizas por un bombardeo y encontraron asilo en el país, pero como muchos otros de sus compatriotas, no tenían lugar para vivir.

 

Al principio los jóvenes se mostraban tímidos y mantenían la cabeza baja, ya sea por vergüenza o respeto, hasta que la “Mama” (como apodaron a Panayiota) les dijo que levantaran la cabeza: “¡Son jóvenes, no viejos! Lo que pasó esta en el pasado” mencionó la anciana y desde ahí los jóvenes se soltaron y comenzaron a disfrutar su nuevo hogar.

 

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“Mama es un ángel para nosotros” Cuenta el joven Majid, de solo 20 años, uno de los Sirios acogidos por esta abuelita. “Es como nuestra propia madre. ¡La queremos tanto!

 

Si bien la comunicación podría llegar a ser un problema, ya que ni Panayiota habla Sirio, ni los jóvenes hablan griego, sin embargo se han ayudado de los gestos y de las manos para poder entenderse.

 

Pero esta abuelita no solo tomó la decisión de albergar a estos jóvenes conmovida por la crisis migratoria que afecta su pequeño poblado, sino que esta historia le resulta muy familiar.

 

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Panayiota cuenta que ella tuvo que sufrir lo mismo en la segunda guerra mundial, ya que su hogar en Chamilo fue destruido completamente. “Si no hubiese vivido eso, no entendería.” Explica la anciana “Yo misma he pasado por todas esas dificultades. El frío, el hambre, todo…”

 

La mujer comenta que ha sido la más dura experiencia que ha vivido y aún quedan vestigios de ese amargo episodio en su memoria “Por la noche, cuando estoy sola, mirando la TV me aparecen otra vez los recuerdos y ahí empiezo a llorar”

 

La crisis migratoria a convertido al pueblo en un asilo para los emigrantes, donde de los 150 habitantes que tenia los ha transformado en más de 10,000 personas hacinadas, muchos haciendo una escala para llegar a Europa. “Los políticos deberían abrir las fronteras y dejar salir a toda esta gente. Son jóvenes, no son mendigos,” comenta la mujer.

 

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Sin duda un gran gesto de solidaridad, de la cual podemos aprender. Comparte esta historia con tus amigos.

 

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