Kevin Elliot murió en combate hace 5 años en una emboscada de talibanes en Afganistán, en ese preciso momento en que su mejor amigo Barry Delaney sabia perfectamente lo que tenia que hacer.
En su funeral se vistió con un ceñido vestido color verde lima y con dos calcetines rosas hasta la rodilla, Barry se sirvió una copa de vodka solo y brindó por Kevin con lo que fue la bebida favorita de ellos. ¿por qué motivo? Barry cumplía la promesa que le había hecho.
El trato se hizo 3 años antes de la muerte de Elliot, si éste moría en combate, Barry debía ponerse un vestido y medias para su funeral y cuanto más chillón fuera el vestido, mejor.
El ahora fallecido le contó a su amigo que no pensaba volver a Afganistán, les contó de las innumerables trampas explosivas y del enemigo que parecía más fuerte cada semana.
La idea fue de Elliot tras enterarse de que su unidad volvería al terreno de guerra, contándolo para animarse a sí mismo con algo de humor negro. Los dos bromearon y acordaron que debía ser el vestido lo más brillante posible.
Durante el funeral nadie se atrevió a decir palabra por la vestimenta de Delaney.
Delaney dijo a la prensa:
“Había algunas cejas levantadas, algunas miradas, pero todo el mundo era consciente de la promesa que había hecho Kevin.”
Para despedir a su amigo, Delaney se inclino para preguntarle a su amigo si le había gustado el color del vestido pero se desplomó asumiendo que ya no podría responderle nunca.
Esta conmovedora historia nos recuerda el valor de los amigos, si se hace una promesa no debería romperse nunca, no importa que tan embarazoso sea, se debe cumplir, los amigos son difíciles de conseguir y valen su peso en oro.
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