“El cliente siempre tiene la razón”, esa es la premisa que se utiliza en todos o casi todos los negocios que involucran atención a clientes. Pero cuando una chica que trabajaba de cajera de supermercado fue ofendida, la frase perdió valor y su jefe actuó.
Esta chica trabajaba en las tardes en un supermercado para poder pagar sus estudios y además tener dinero para cuidar a su hijo pequeño. Pero al enfrentarse a esta situación fue mirada en menos y no supo cómo reaccionar.
Todo iba bien en su turno de tarde cuando apareció frente a ella una señora elegante y adinerada. Lamentablemente el hecho de tener dinero no significa que uno tenga buenos modales.
La señora estaba junto a su hija pequeña y ambas fueron totalmente descortés ante el saludo de la cajera, luego puso de mala gana los productos en el mesón y prácticamente le tiró un cupón de descuento a la chica.
A pesar de la actitud desagradable de la señora, la cajera actuó con normalidad y siguió realizando su trabajo, marcó los productos y los cupones. Pero se dio cuenta que uno de ellos estaba vencido, cuando se lo dijo al cliente de buena manera, ella comenzó a gritarle y a alterarse.
Al no poder llegar a una solución, la señora pidió hablar con el supervisor.
Mientras la señora esperaba al supervisor, ella le dijo algo a su hija, para tratar de ofender a la cajera:
”¿Ves por qué insisto en que debes estudiar? Para no terminar siendo una fracasada como esta mujer, siendo cajera de supermercado.”
El supervisor logró escuchar la conversación cuando se dirigía hacia la señora para comprobar su el cupón era válido.
El supervisor comprobó que efectivamente el cupón estaba vencido, sacó las cosas de su bolsa y le pidió que se retirara de la tienda para no regresar nunca más, porque no iba aceptar que ofendieran a sus empleados.
Este supervisor sacó la cara por sus empleados y ni siquiera pensó en la premisa anterior. Solo podemos felicitarlo y esperar que ojalá todos los jefes sean de este modo. Compártelo.
