En la actualidad ya no es novedad que entidades pertenecientes a la Iglesia Católica se vean envueltas en polémicas por abusos sexuales y esta vez el hecho a ocurrido en el Instituto Provolo en la ciudad de Mendoza, Argentina.
Se han detenido a 6 personas, una monja, dos sacerdotes, el celador, el monaguillo y el jardinero de las dependencias del establecimiento educacional.
Una monja de origen japonés, Kosaka Kumiko, por años encubrió y acercó a más de dos docenas de niños sordos a dos sacerdotes para que ellos abusaran sexualmente de los pequeños inocentes.
Debido a la vulnerabilidad inherente de los menores la religiosa sacaba provecho de la situación y los conectaba con estos dos sacerdotes.
La monja afirma: “Soy inocente. No sabía de los abusos. Soy una persona buena que ha entregado su vida a Dios”.
Luego de que las víctimas entregaran su testimonio a través de intérpretes de señas y de psicólogos, la justicia busca otorgar una pena efectiva a todos quienes se vieron involucrados y sean culpables de este atroz hecho.
La primera víctima que denunció el caso hoy tiene 17 años y fue abusado sexualmente a los 5. Asegura que la monja enjuiciada lo cubrió con un pañal para esconder la hemorragia causada por la violación.
La monja Kumiko ha sido acusada además por atentar sexualmente contra decenas de niñas a través de tocaciones. Además las forzaba a ver pornografía junto al celador, Jorge Bordón, para luego enviarlas a la habitación del sacerdote Horacio Corbacho, en donde abusaba de ellas.
También será enjuiciada por golpear y torturar a niños sordos que obligaba a comer hasta que vomitaran en su propio plato.
Se identificó que el propósito de la mujer en el recinto era buscar e identificar a los niños más vulnerables, para luego encubrir los delitos que cometían sus superiores.
Sorprendentemente uno de los sacerdotes acusados, Nicolás Corradi de 82 años, mantenía antecedentes por abusos sexuales cometidos en Italia y fue trasladado a Mendoza para esconder este tipo de delitos.
Una vez más se dan a conocer las atrocidades al interior de la Iglesia Católica y más que sorprendernos por lo que sucede, nos preocupa y enfurece el poder de encubrimiento que se genera en este tipo de instituciones que supuestamente son sagradas y hacen el bien.
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