Cuando la pequeña Danna Aráuz Bravo, de solo 10 años, vio la devastación que había quedado en otra parte de su país, sintió tanta pena que inmediatamente se decidió a ayudar a los compatriotas damnificados por el fuerte sismo de 7,8 grados de magnitud.
Al principio no sabía bien que podía hacer para ayudar, hasta que fue a su cuarto y vio todos sus juguetes, ocurriéndosele una brillante idea.
La pequeña cursa sexto grado en el Liceo Cristiano de Guayaquil, donde afortunadamente no tuvieron daños mayores. La niña pensó ir casa por casa pidiendo agua, pero su abuela no se lo permitió, además ella sola no sería capaz de cargar grandes cantidades del preciado líquido. Sin embargo, la misma abuela fue quien se convirtió en su cómplice para llevar a cabo su idea y lograr conseguir agua para los damnificados. Para eso tendría que hacer un trueque y para eso ocuparía sus juguetes y peluches.
“Desde un principio ella recogió entre la familia arroz, ropa de las ñañas (hermanas), recogimos los peluches”, relata la abuela de Danna, Nancy Barrezueta. “Ella insistió y yo le dije hagamos algo: pones unas mesitas, una sillita, un letrero y tus peluches fuera del local y los cambias allí… Pero nunca pensamos que este idea iba a ser tan bonita”.
Al principio, todo era un secreto entre Danna y su abuela, pero pronto la cosa se puso seria y su abuela tuvo que decirle a la mamá de Danna, María Cristina Bravo, lo que estaba sucediendo con la pequeña.
“Yo tuve que llamar a la mamá y le dije: algo está pasando con tu hija”, relata Nancy, la abuelita. Así le contó que Danna había sacado todos sus peluches, incluídos los de la cuna para poder cambiarlos por botellas con agua, a lo que su María Cristina respondió: “Déjela, mamá, no se preocupe”
Danna logró recolectar, solo el primer día, 38 galones de agua, los que cambio por 40 peluches, pero al segundo día junto 100 y al tercer día 100.Solo en una semana recolectó 400 galones de agua embotellada, para ser enviada a los compatriotas damnificados por la catástrofe.
Pero Danna no se queda ahí. Ahora esta juntando alimentos no perecibles, haciendo el llamado:
“Aceptamos arroz, aceite, leche de los bebés, cosas que no se dañen pronto”
La pequeña comenta que cuando la crisis nacional termine quiere seguir ayudando a quienes lo necesiten
“Yo creo que los niños también podemos ayudar. Podemos dar el dinero [que recojan vendiendo juguetes] a nuestros papás para apoyar o también podemos dar esa plata a los niños que tienen cáncer o que son huérfanos… a la gente pobre”.
Sin duda, esta pequeña es un ejemplo de solidaridad para todos los adultos que muchas veces pasan desapercibidos ante el dolor ajeno.
¡Bien por Danna!
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