Cuando nació en 1959, los doctores dieron por hecho que era una niña, pero a medida que creció notaron que algo no encajaba. No era mujer, pero tampoco hombre, era intersexual: persona cuyo sexo anatómico, hormonal o genético no es exclusivamente de un sexo.
Cuando Alec Butler cumplió los 12 años el hecho quedaba a la vista: “Comenzó a crecerme la barba y, al mismo tiempo, tenía la menstruación” Cuenta el joven nacido en Canadá. “Para mí era muy confuso y mis padres se asustaron. Me llevaron a varios doctores pero nadie sabía lo que era la intersexualidad en la pequeña ciudad canadiense donde crecí”
El medico que atendió a Alec (quien en ese momento tenía un nombre de mujer) sugirió que habría que internarla en una institución mental, hasta que aprendiera como vestirse y maquillarse como una chica, pese que a los 12 años ninguna chica esta obligada a hacerlo.
“Por suerte, mis padres se indignaron y me dijeron: “No vamos a hacer eso. Te queremos y puedes elegir ser lo que quieras ser”. Y no todos los niños intersexuales tienen esa suerte. Mi familia me apoyó mucho y me aceptaba tal y como era, pero lo más difícil fue en la escuela y en la sociedad, nadie entendía entonces que una niña quisiera llevar pantalones.” Comenta Alec quien sentía la presión que lo obligaba a tomar hormonas para ser más femenina, pero a su vez quería ser un chico.
Si bien, Alec contaba con todo el apoyo de su familia, en la escuela era otra la situación, por lo que comenzó a sentir el acoso escolar: “Nadie entendía que una niña quisiera llevar pantalones. Me preocupaba que pensaran que estaba loco así que traté de encajar y procuré no meterme en muchos líos. Pero en un cuerpo como el mío era complicado. Tenía problemas porque me gustaba una chica y yo también le gustaba a ella. Pero todo salió fatal porque yo era intersexual y no era realmente un chico.”
Alec cuenta que en el colegio, aparte de acosarlo, molestarlo y golpearlo, le enviaban mensajes de grueso calibre:”Me llamaban lesbiana, tortillera, marimacha… Y me gritaban: “¡Estás enferma!” una y otra vez. Me pasaban notas en clase con cosas como “¿Por qué no te suicidas?”.
En ese tiempo, el joven junto a su familia residían en una base militar en el este de Canadá, ya que padre de Alec estaba en el ejercito. Como consecuencia de su raro fenómeno, el padre decidió pedir la jubilación anticipada y se marcharon a vivir a la isla de Cabo Bretón, en Nueva Escocia. “Pero fue peor en muchos sentidos porque estábamos aislados y rodeados de gente aún más ignorante”.
“Cuando terminé en instituto en 1978, me resultó difícil encontrar trabajo. Me mudé a Toronto, donde me presentaban como una ‘lesbiana marimacho’. Quería encontrar apoyo y sentir aceptación dentro de una comunidad. No conocía a ninguna otra persona intersexual (ni siquiera conocía esa palabra)” Su vida no era para nada de fácil ya que tenía que recibir insultos, críticas y hasta amenazas. “me amenazaban de muerte en la calle y me arrojaban cosas. Una persona intentó empujarme hacia un auto. En una marcha del orgullo gay, unos hombres homosexuales me rodearon y me amenazaron
para que me bajara los pantalones”
Pese a todo lo que ha tenido que pasar, ha aprendido a sobrellevar su condición, además de poder desarrollarse profesionalmente como escritor y cineasta ”logré producir mis obras y logré hacerme un hueco por mí mismo en la comunidad”.
“A principios de la década de 1990, cuidé de algunos amigos que se estaban muriendo de sida. En esa época estuve muy ocupado, era una locura. No quería que la gente supiera que tenía barba, pero no tenía tiempo para afeitarme. Mis amigos me dijeron: “¡Wow, tienes barba! Qué chévere. Deberías dejártela crecer”. Así que cuando mis amigos murieron me dejé crecer la barba en su memoria. Pero ahora tengo problemas de nuevo, no me va bien cuando voy a bares de lesbianas porque no entienden qué estoy haciendo ahí, aunque les explico que yo también soy lesbiana aunque tenga barba”
Recién a mediados de la década de los 90 descubrió que su condición era Intersexual, después que alguien se lo comentara. Al no saber de que se trataba, comenzó a hacer una extensa búsqueda en internet. En ese momento, también pudo entender porqué había nacido con esa condición. “recordé cosas que mi madre me había contado sobre cuando estaba embarazada de mí. Tomó un medicamento llamado progestina que, según descubrí investigando, puede causar la intersexualidad, y yo creo que eso fue lo que me pasó a mí”
A fines de los 90 cambió mi nombre por Alec y encontró una pareja transgénero quien lo aceptaba tal cual era y no deseaba cambiarlo. “De amantes lesbianas nos convertimos en hombres- y eso fue un gran choque para la comunidad”
“Me gustaba tener barba y tener senos, aunque es difícil comenzar una relación porque es muy diferente. A veces era difícil que algunas parejas lo comprendieran, pero agradezco que al menos lo intentaran”
Si bien, es muy difícil entender el concepto de intersexualidad, también es difícil para las personas quienes tienen esta condición, quienes por lo general son obligadas a someterse a cirugías o tomar hormonas, por lo que tienen que elegir si ser hombre o mujer.
Pero hay quienes prefieren no elegir, quienes se hacen llamar “Queers” (genderqueers ó no binarios: persona que no se siente ni hombre ni mujer) “Y en términos de pronombres, a veces soy “él” y otras veces soy “ella”. La verdad es que no me importa pero depende de cómo lo dicen. Si es de forma despectiva, no me gusta”
“Ahora estoy tomando testosterona; no porque quiera ser más masculino, sino por cuestiones de salud. Por algún motivo, todavía tengo la menstruación y el doctor me dijo que ahora debería estar teniendo la menopausia.
Es increíble la cantidad de jóvenes que se identifican ahora como no binarios y me gustaría que hubiera ocurrido hace 40 años porque mi vida habría sido mucho menos traumática, y me gustaría transmitir un mensaje a mi comunidad (intersexuales, no binarios y nativos): deben sentirse orgullosos de pertenecer a un género mixto” Explica Alec.
Otra historia que nos llama a la aceptación y respeto. No todos somos iguales, y no tenemos porqué serlo… En la diversidad esta la verdadera tolerancia.
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