El líder de la iglesia católica, el papa Francisco, ha vuelto a pedir perdón en nombre de la institución a quienes han sido víctimas de sacerdotes pederastas, y ha condenado “la monstruosidad” del abuso sexual a menores. En esta ocasión, y según informa el diario alemán Bild, lo hace en el prólogo de un libro donde su autor cuenta cómo fue constantemente abusado por un clérigo cuando era niño.
En el prólogo, Bergoglio califica a la pederastia como “una absoluta monstruosidad, de un horrible pecado que contradice todo lo que predica la Iglesia”.
El texto escrito por el papa es el prólogo del libro de Daniel Pittet, un suizo que fue víctima de abuso sexual entre los 9 y 13 años de edad, cometido por un sacerdote católico.
El libro, que salió esta semana en Alemania, se llama “Le perdono, padre”, y en él aparece el sumo pontífice preguntándose:
¿Cómo puede ser que un sacerdote, consagrado a Cristo y a su Iglesia, llegue al punto de causar tanta desgracia, [con la cual] no sólo daña al niño, sino también la vida de la Iglesia?
Junto con ello, recuerda que muchas de las víctimas abusadas durante su infancia por religiosos llegan incluso a quitarse la vida:
Estos muertos pesan sobre mi corazón, así como en mi conciencia y en la de toda la Iglesia. Quiero expresar mi amor y mi dolor a sus familias y pedirles perdón desde la humildad.
Bergoglio destaca además la importancia de que testimonios como los de Pittet, quien tiene 57 años, se conozcan y se hagan públicos porque “hacen posible superar el silencio de plomo en torno a los escándalos y sufrimientos, pues aportan luz a una oscuridad terrible que se esconde en la Iglesia”.
Joel Allaz, el clérigo victimario de Pittet, fue procesado en 2008 por 24 casos de abuso sexual cometidos entre 1958 y 1995, tanto en Suiza como Francia.
Sin embargo, no recibió castigo alguno, y las autoridades eclesiásticas se limitaron a trasladarlo de una diócesis a otra para tapar el escándalo, en una nueva demostración de complicidad de una Iglesia preocupada más de su prestigio y de proteger a los agresores que de la justicia y de las víctimas.
La Iglesia Católica se ha visto históricamente involucrada en incontables casos de abuso sexual en todo el mundo. Por ello, numerosas víctimas han exigido al Vaticano que permita el enjuiciamiento de los sacerdotes y ayude a perseguir este delito cooperando con la justicia.
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