Javier y su hermana de dos años fueron secuestrados, los arrebataron de lado de sus padres que vivían en Filadelfia (Estados Unidos), los niños fueron raptados por dos sujetos de 31 y 42 años.
La vida de los inocentes niños cambió ese día para siempre cuando estos sujetos traficantes de órganos les arruinaron la vida.
Los metieron en un sótano donde también había varios niños más de similares edades.
Todos los días, los secuestradores bajaban a torturar a los menores, uno por uno.
Constantemente recibían llamadas con “pedidos” de órganos y así los iban sacrificando uno a uno.
Un día, uno de los hombres recibió una llamada pidiéndole una córnea de alguien que tuviese dos años, Javier lo escuchaba y no pudo resistir más, sólo quería proteger a su hermanita que tenía esa edad.
Los primeros intentos de escape terminaron en total violencia y fracaso.
Hasta que un día, Javier se dio cuenta que uno de sus captores había olvidado el arma, y el niño se la llevó.
Javier decidió dispararle a su hermanita porque, para él, era mejor quitarle la vida de esa manera y no como ellos la harían sufrir quitándole los órganos.
Entonces, el sonido del disparo alertó a los vecinos quienes llamaron a la policía, desgraciadamente, la primera llamada no ayudó porque no se encontró nada sospechoso, aún así las autoridades siguieron rastreando hasta que por fin, hallaron el sótano.
Hallaron esqueletos de niños, 4 menores sobrevivientes y a Javier
Mientras llevaban al niño a un hospital cercano, el solo gritaba que por favor
“lo mataran porque no sabían lo que había hecho”.
Al día de hoy, Javier se encuentra recibiendo terapia psicológica para superar el trauma vivido.
Esta trágica historia ha dado la vuelta al mundo, y es un gran llamado a los padres para estar más atentos de sus hijos. Solo esperamos que Javier se recupere.
¿Qué opinas de esta horrible realidad?
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