Ella Ya Tenía 3 Hijos, Pero Quería Uno Más Con Su Esposo. La Gente La Llamaba Loca Por Eso

Simón Moore originario de Gran Bretaña, vivía con miedo a las burlas de la gente, por lo que pasó la mayor parte de su infancia encerrado tras una puerta. Tan pronto como salía a la calle, la gente empezaba a cuchichear, a señalarlo con el dedo y a sacarle fotografías a escondidas. Simón había nacido con el conocido síndrome de Treacher-Collins.

 

Esta enfermedad hereditaria, se caracteriza por una deformidad de la cara, ausencia de orejas y pómulos mal formados. Hace unos 5 años este hombre sordo de 30 años conoció a vicky en una clase a la que asistía para aprender a hablar en el lenguaje de las señas. Ella, madre de 3 hijos no se asustó por el aspecto de Simón y se enamoró del dulce hombre. 2 años después se casaron.

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Facebook/Simon Moore
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Para terminar su felicidad perfecta, solo faltaba un hijo en común. Pero Vicky se había esterilizado luego del nacimiento de sus 3 hijos. Así que para hacer realidad su sueño de ser una bonita familia, solo necesitaban tener unos 8000 euros, que por suerte recibieron de la madre de Simón para poder realizarse la inseminación artificial. Pero aún existía la posibilidad 50/50 de que el bebé heredara la enfermedad del padre. “También había la posibilidad de que naciera con un problema de oídos”, contó la madre de 36 años. “O que el niño naciera completamente sin rostro. Pero a nosotros no nos preocupaba que nuestro bebé pudiera tener el síndrome. Simón es el clásico caso, y es maravilloso”

Facebook/Simon Moore
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En Febrero de 2014 nació por fin Alice. Vicky recuerda como fue la primera vez que la sostuvo en sus brazos: “Ella era el vivo retrato de su padre”. Alice también tenía el síndrome de Treacher-Collins, pero en una forma un poco más moderada. Tenía el paladar partido, orejas medio formadas y necesitaba un aparato para poder escuchar.

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Alice es hoy en día una niña de 14 meses. Pero cuando la familia completa está en la calle, no son solo víctimas de las miradas curiosas de la gente. “Mi vecina incluso me dijo que nosotros éramos “muy crueles”, porque habíamos sido capaces de traer una niña así al mundo”, contaba la madre de Alice. “Un niño en la calle la vio y la llamó muñeca horrible”.

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Pero los padres no se arrepienten de su decisión y no cambiarían a su hija por nada en el mundo. “Nunca desee que Alice no tuviera la enfermedad”, dijo Simón. “Sabíamos que si resultaba afectada en el futuro, iba a estar rodeada de gente que a pesar de todo la querría como es. Ella es la pequeña princesa de papá y cada día le diré lo hermosa que es”.

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Para Simón y Vicy Moore, su pequeña hija Alice es un milagro y el motivo y razón de sus vidas. No importa lo que la otra gente diga, para ellos es la niña más hermosa del mundo. Y así es como siempre debe ser el pensamiento de los padres o de la sociedad en general. Amar sin esperar que seamos todos iguales físicamente, sino rescatar lo hermoso de cada persona por dentro.

 

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