Aunque a veces no le otorgamos la importancia necesaria, elegir el calzado es fundamental para nuestra salud, ya que los pies soportan la totalidad de nuestro peso. Deberemos pues utilizar calzado cómodo y adecuado a cada ocasión. Asimismo, en caso de problemas podales, el podólogo podrá recomendar zapatos ortopédicos o adaptados a la dolencia de cada persona.
Usar calzado inadecuado puede provocar problemas de salud, directamente en los pies como: callos, juanetes, fascitis plantar, espolones, etc. pero también otras dolencias por ejemplo en las articulaciones o espalda.
De la misma forma, es importante usar calzado cómodo adaptado a nuestra forma del pie y el tipo de pisada, puesto que no serán necesarios los mismos zapatos -por ejemplo- para una persona con pie plano que una con pie cabo.
Para zapatos de cualquier tipo (desde zapatillas de tela hasta zapatos de fiesta, pasando por botas, borcegos, mocasines y lo que se te ocurra), este fácil truco puede ser útil. Incluso también puede usarse con sandalias y otros calzados abiertos.
Materiales
- Bolsas plásticas gruesas y sanas, en lo posible con cierre hermético
- Una jarra con agua
- Freezer o congelador
Procedimiento
- Llena con agua las bolsas plásticas. Tienes que poder manipularlas, por lo tanto no deben estar demasiado llenas. Ciérralas muy bien, con un nudo o con su cierre hermético, y revisa que no tengan ninguna rotura. Si quieres agrandar punteras o zapatos de niño, utiliza bolsas más pequeñas.
- Coloca cada bolsa dentro de uno de los zapatos, acomodándolas para que ocupen todo el calzado. Haz que lleguen bien tanto a las puntas como a los talones. Si es necesario, coloca dos bolsas. Ten mucho cuidado de que no se revienten.
- Coloca los zapatos en el freezer o congelador una noche, o la cantidad de horas suficientes para que el agua se convierta en hielo.
- Quita los zapatos del congelador, espera que el hielo se derrita y quita las bolsas.
- ¡Listo! Ya puedes probarte los zapatos para ver si quedaron como nuevos.
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