Zarigüeya Embarazada Se Aferra A La Vida Tras Ser Atacada Con Balines

Ángel, ese fue el nombre que le dieron las dos rescatistas a la valiente zarigüeya, quien se aferró a la vida el pasado 20 de febrero.

 

Todo comenzó cuando Judy Obregón se dirigía camino a la casa de su madre. Una pequeña zarigüeya yacía en medio de la calle. Al verla, Judy pensó que estaba muerta, pero el animalito movió tímidamente su cabeza en dirección a la joven. Judy detuvo el auto y se dirigió hacia el pequeño, al acercarse notó una línea de sangre que provenía del animal. Luego de un rápido análisis de la situación, concluyó que no había sido atropellada, puesto que no tenia heridas graves en el peludo cuerpo, pero si era una hembra quien estaba embarazada.

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Rápidamente Judy volvió al carro, tomó una camiseta, arropó a la zarigüeya, la alejó de la calle y llamó a Tabatha, una rescatista de fauna silvestre, quien llegaría 10 minutos después. Mientras tanto, Judy fue por una caja donde poner la zarigüeya que estaba siendo cuidada por su esposo y madre a la orilla del camino. El pequeño mamífero se veía en muy frágil y en mal estado. Luchaba por caminar, y así con mucho esfuerzo logró entrar a la caja que Judy había ido a buscar, para luego llevarla dentro de la casa de su madre, donde llegaría Tabatha.

 

“Hago rescates todo el tiempo (de perros y gatos), pero ver a otra rescatista hacer lo que hago yo, me pareció muy conmovedor”. Comentó Judy, quien se encontraba muy emocionada de poder ver a otra rescatista en acción.

 

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Apenas Tabatha llegó, revisó la pequeña zarigüya, confirmando que era una hembra embarazada, la cual no habia sido atropellada, pero si golpeada por unos balines de goma. Afortunadamente sus bebés se encontraban en buen estado, no tenía huesos rotos, ni grandes golpes, solo heridas de los disparos provocados por una pistola.

 

Al consultar con una veterinaria amiga, decidieron que no era necesario internar a Ángel en una clínica, pero sí necesitaba de cuidados, sobretodo nocturnos (ya que son animales de noche). Medicina, curaciones, pollo y vegetales fueron necesarios para sanar sus heridas y poder ponerla en su habitat natural.

 

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Pese a que estos animales no son domésticos, nunca mordió ni agredió a ninguna de las dos rescatistas que salvaron su vida.

 

Cuando finalmente Ángel se encontraba en buenas condiciones, Tabatha contactó al dueño de una propiedad privada en la cual esta prohibido cazar, por lo que allí la liberaron, para que pudiera tener a sus bebés en la naturaleza, como corresponde, sin intervención ni agresión humana.

 

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Esperemos que historias como estas no se vuelvan costumbre, ya que la crueldad humana no esta teniendo límites.

 

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