Ángela Crickmore es una mujer inglesa de 36 años que decidió que era hora de hacer un cambio en su vida. Hasta ese momento no se había preocupado mucho por comer saludable o hacer ejercicio, no era que hubiese decidido conscientemente no hacerlo, simplemente no era una prioridad para ella.
Ángela mide 1.55 metros y siempre había sido delgada, sin embargo, comenzó a ganar peso cuando tenía cerca de 20 años y nunca más logró bajar. Estaba tan desesperada que incluso había considerado hacerse un bypass gástrico.
Se sentía muy cansada todo el tiempo y le costaba caminar distancias relativamente largas. Pesaba 82 kilos cuando una de sus amigas le comentó que había bajado bastante de peso comiendo saludable y haciendo un poco más de ejercicio. El cambio impactó tanto a Crickmore que decidió a hacer lo mismo. Sus primeras rutinas de ejercicios fueron caminatas que tomaba en el parque que estaba cerca de su casa. Actualmente Crickmore usa una talla 36 y pesa 50 kilos, 32 kilos menos que en el comienzo de su cambio de estilo de vida.
Ángela cree que la razón por la que había ganado tanto peso se debía a su estilo de vida sedentario. Lo único que hacía era ir a trabajar, cocinar y sentarse a ver televisión con su esposo e hijo por las tardes. Sus amigas siempre la habían impulsado a hacer ejercicio, pero Ángela decía que se sentía feliz con su peso. “Además, mi esposo decía que era bella. Al final la presión de mis amigos y familia me hizo sentir muy consciente de mi peso”.
Se decidió a perder peso, pero quería hacerlo de forma saludable así que investigó en distintos medios y descubrió que una buena forma de hacerlo era comiendo saludable en porciones controladas cada 3 horas. “Al principio me pareció sospechoso que comer más pudiese ayudarme a perder peso, pero nada de lo que había probado antes me había dado resultados”. A medida que comía carnes, paltas y frutos secos su peso comenzó a bajar y pronto se sintió motivada para ejercitar. Fue así que comenzó a tomar largas caminatas por el parque cercano a su casa. 8 meses después decidió inscribirse en un gimnasio.
Sus nuevos hábitos requerían que cocinara y comiera de forma muy diferente y ni su esposo ni su hijo querían hacerse parte de su cambio en estilo de vida. Ángela les dijo que entonces ellos tendrían que cocinar su propia comida, si no querían comer la comida saludable que ella cocinaba para ellos. La relación con su esposo cambió para siempre desde ese momento y Ángela pronto se dio cuenta que se estaban distanciando debido a sus hábitos y metas diferentes. Ambos tenían diferentes prioridades en la vida. Su matrimonio acabó después de 9 años y Ángela asegura que fue debido a su transformación física y cambio en estilo de vida. A pesar de ello, no se arrepiente de nada.
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