No es inusual que en las noticias aparezcan una y otra vez asombrosos hallazgo de agua en Marte, a pesar que desde hace decenios, se han identificado huellas de presencia hídrica en el Planeta Rojo. Hace muy poco, se daban a conocer nuevas evidencias de agua líquida en la superficie de Marte según publicaba “Nature Geoscience” y replicaban revistas y noticieros de todo el mundo.
Todos estos estudios son muy importantes pero su presencia en los medios de comunicación contrasta con la poca o nula presencia de noticias de este tipo: un invernadero que hace posible el cultivo de plantas en el desierto.
Al igual que la historia de Yacouba Sawadogo, el agricultor de Burkina Faso que con sus propias manos desafía el desierto del Sahel y abre nuevas esperanzas para esta castigada región. La innovación no solo está para crear móviles de última generación, también para afrontar los grandes retos del planeta como demuestra una empresa sevillana que se ha propuesto un reto casi imposible: producir 3.000 litros de agua potable al día incluso en las condiciones más extremas, en pleno desierto.
Y no es la única. Ante el constante crecimiento de la población en el mundo, el agua dulce empieza a ser un recurso cada vez más escaso en nuestro planeta. Una importante fracción del agua dulce que consume la humanidad se emplea en la irrigación de cultivos, desperdiciándose gran parte de la misma en sistemas de riego poco efectivos. Aunque existen sistemas de riego eficientes, como son los sistemas por goteo convencional, suelen ser costosos por lo que están al alcance de pocos agricultores, sobretodo en países menos favorecidos económicamente.
Una organización sin fines de lucro llamada “Roots Up” ha diseñado un invernadero que acumula la humedad del aire, y luego la utiliza para regar las plantas. Este nuevo diseño de invernadero puede ayudar a los agricultores en zonas donde la falta de temperaturas confortables para las plantas y precipitaciones hacen que sea casi imposible cultivar la tierra.
La ONG busca poner en marcha el proyecto en distintas zonas de Etiopía, donde las sequías son comunes y la agricultura, un trabajo muy complejo.
Este invento podría cambiar la vida de cientos de familias.