La tecnología avanza a pasos agigantados y pese a que han pasado pocos años desde que aparecieron los teléfonos inteligentes, para muchos es difícil imaginar la vida sin ellos. Hay aspectos en que esta tecnología nos hace la vida mucho más fácil, pero, por otro lado, de tanto estar conectados virtualmente, perdemos la conexión con el aquí y el ahora y nos perdemos vivir momentos importantes por estar grabándolos y compartiéndolo. Janey Litvin sintió en carne propio los efectos de la adicción a su iPhone y decidió volver a lo simple.
Todo empezó con una caída de su teléfono. Fue ahí donde la adolescente Janey Litvin, temió lo peor, y efectivamente, su iPhone estaba hecho pedazos. Al principio sufrió por la pérdida de su preciado teléfono, pero luego comenzó a darse cuenta de algunas cosas.
“Un iPhone roto cambió todo. De repente, no había presión de responder o mantenerme actualizada sobre el último movimiento de cada persona y era… Agradable”
En el mes que estuvo sin celular, pudo disfrutar de la libertad de estar alejada del ciberespacio. También notó la gran cantidad de tiempo que gastaban las otras personas en sus teléfonos inteligentes. Su madre y sus amigos le ofrecieron iPhone viejos, pero ella no los aceptó. En cambio, decidió dar un paso al lado de la conexión tecnológica y comenzó a utilizar un teléfono plegable de los de la vieja escuela de la telefonía. “Aunque no lo admitía, estaba totalmente adicta a mi iPhone” La adolescente contó su historia en un post de la página Seventeen.com titulado: “Cambié mi iPhone por un Teléfono Móvil Flip y nunca he estado más feliz”.
A veces es bueno dejar de lado la tecnología un momento y darnos cuenta que estamos muy sometidos a ella. Deben pasar cosas tan extremas como que se rompa o lo perdamos para reconocer lo adicto que nos encontramos de nuestros dispositivos móviles. Los avances, sin duda, nos hacen la vida más fácil, pero todo en exceso no hace bien.
¿Conoces a alguien que vive pegado a su teléfono? Seguro le vendrá bien leer este artículo.