June y Jennifer Gibbons eran gemelas nacidas en 1963 en Gales. Su intensa cercanía y la destacada inteligencia que poseían llamo la atención de los medios, que las llamaron “Las Mellizas Silenciosas”. El nombre derivaba del hecho de que en su mayoría sólo se comunicaban entre sí utilizando un lenguaje que ellas crearon. Todo eso suena bien… hasta que crecieron y utilizaron sus poderes para cometer delitos. A partir de entonces, las cosas pasaron de ser raras a francamente peligrosas.
June y Jennifer Gibbons.
Las hermanas Gibbons nacieron de una pareja de la India Occidental que, poco después de su nacimiento, se trasladaron a Gales. Creciendo como las únicas niñas negras en la escuela hicieron que las chicas se sintieran completamente discriminadas. Pasaron la mayor parte de su tiempo una con la otra. Por esa razón desarrollaron un fuerte lenguaje de criptofasia (lenguaje secreto entre gemelos), indiscernible a todos los demás. También se movieron en forma de tándem, lo que significaba hacer el reflejo la una de la otra mientras caminaban y hablaban, como un espejo.
Creatividad.
A los 14 años, después de haber sido separadas en diferentes internados (en el que las chicas se negaron a hablar con nadie más), la pareja de hermanas se reunió y tuvo un periodo de expresión creativa. Pasaron la mayor parte de su tiempo en su habitación jugando con muñecas. Esas sesiones de repente se volvieron más refinadas, y las dos comenzaron a escribir obras de teatro. Pronto, las dos niñas tenían varias novelas publicadas a la edad de 18 años.
Delito.
Los dos cada tuvieron aventuras con chicos americanos, hijos de hombres de la Armada, que finalmente las dejaron con el corazón roto. Las dos se volvieron a la delincuencia por la ira. Después de que fueron acusadas por hurto e incendios, Jennifer trató de estrangular a June con un cable de alimentación, y June lanzó a Jennifer desde un puente. Sus padres no tuvieron más opción que internarlas en un hospital.
La hospitalización y la muerte de Jennifer.
Las cosas se pusieron realmente extrañas para las gemelas en el hospital, donde se les dio medicamentos y tratamientos de gran alcance. Los médicos, sin embargo, no podían hacer que dejaran sus extrañas conductas. De hecho, fueron aumentando. Las hermanas decidieron quién respiraba primero cada día; una de ellas debía contener la respiración hasta que la otra se despertara. También determinaron que una de ellas no lograría salir del hospital con vida, y que tan pronto como una muriera, la otro tendría una vida normal. Jennifer dijo a un periodista que iba a ser ella la que muriera. Efectivamente, Jennifer murió en 1993 debido a una afección poco común del corazón, convirtiéndose verdaderamente en solo silencio.
Tras la muerte de Jennifer, June pasó a vivir una vida bastante normal, viviendo independiente de sus padres en el oeste de Gales. Tal vez las gemelas estaban en lo cierto. De cualquier manera, esto era claramente una relación muy increíble entre estas hermanas. Es triste que no pudieron aprovecharlo de buena manera.
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